Por Graciela Sfeir – Prof. Educación Física – Periodista

 

 

Usted se despierta, el cerebro se activa después de 8 horas de no ingerir comida alguna. El cuerpo se gastó todo lo que había almacenado. Hay que recuperar energía para ponerse en marcha.
Sus neuronas apenas tienen azúcar para lavarse los dientes y la cara. Hay que reponer combustible casi urgente. Si piensa en salir sin desayunar … mmmm …mala idea. Entra en emergencia, su pobre hígado no tiene reservas, su cerebro tampoco y empieza a rezar para que usted ingiera algo. Si no lo hace y bueno, no se queje después, pero de algún lado tiene que salir el combustible… le sacará a las células musculares, a los huesos, a la piel… se activan mecanismos que son perjudiciales para tener glucosa hasta que a usted se le ocurra comer algo.
En este proceso el cuerpo se come a sí mismo, pierde tono muscular, y su cerebro puede confundirse, marearse y no puede ocuparse de lo que realmente debe.

Ahorra energías y no rinde como es debido, inconscientemente el cerebro se cuida a sí mismo y puede desenchufarse solo como precaución. Si el ayuno es prolongado, al comer el cuerpo sabe que usted hace ayunos largos y reservará la comida por las dudas que le falte ese combustible para andar, y ahí es donde acumulará grasa y viene el período de engorde …. Aquí es donde decimos:
yo no como tanto… por qué engordo? Y la respuesta es: engordo porque como mal. Recuerde que el desayuno es la comida más importante del día. Tómese el tiempo necesario para desayunar tranquilo. Es por su salud.

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