El escritor puntaltense Sandro Álvarez está abocado hace un tiempo a la escritura de su nuevo libro. Se trata de un poemario que el autor lo mantiene en revisión y en algunos tramos de sus páginas en permanente gestación.
Los poemas fluyen a lo largo del libro como un grito a la libertad, a la esperanza, y en algunos casos al despertar de las conciencias.
Álvarez expresó que el ejercicio de llevar adelante la escritura lo remonta al sentido más íntimo de la creación literaria. Ofreciendo sus invenciones como recreación y constante felicidad. “El escribir para mí se constituye en un acto producto de las incesantes lecturas literarias de diversos géneros a lo largo de mi vida, y así las ofrezco al lector”.
Álvarez es autor de libros como “NARRANDO HISTOTRIAS” (2015), “MOMENTOS FUGACES” (2016), “VIENTO Y PALABRAS” (2017), este último de narrativa y poesía.
Del libro “VIENTO Y PALABRAS”
LA EVOCADA
Evocamos sin darnos cuenta…
y el tiempo fluye en el abismo.
S.A.A.
En las calles de la madrugada supe buscarte entre sonrisas. Fue en ese callejón perdido, sucio e ignorado donde nos encontrábamos y con incansable fervor edificábamos deseos. Se agiganta el recuerdo y también se acrecienta el olvido. Mis pasos siguen por las calles amanecidas en repasos de vivencias ya marchitas, ya sin tiempo. Solo el evocar me reconforta el alma, únicamente aferrándome a sucesos ya esfumados.
Veo el sol que se asoma y en él se van esos años enloquecidos… frenéticos… de juventud callejera. ¿Y tus manos? ¿Dónde estarán esas manos sumisas? Ya te has ido. Hace un tiempo recibí la carta secreta que me mandaste desde aquella ciudad lejana. Tu nueva vida te hizo madre… te moldeó en mujer ternura, semejante a una perla evocada… a pesar del tiempo.
Sandro Álvarez
I
En aquel desvalido cuarto
de adioses lastimados
segado por tu ausencia
en el recóndito sueño
de mi dilatada pena
envuelto entre suspiros
y esperas inmortales
te imaginé ya mil veces
y en el retrato deletéreo
que producía mi mente
cautiva de mí estabas
emanando fulgor… belleza
y el instante se apagaba
a causa de mi colapso.
La muerte se me acercaba
y resignado… sin quejas
entregué mi alma sufriente
al altísimo que me esperaba.
Sandro Álvarez
III
Nadie lo vio arribar
en la triste
y agonizante noche,
solo presencias de álamos
plateados por el fervor de estrellas
fueron los fieles testigos.
Su caminar se acercaba
entre juncos borrascosos
la luna… con su cándida lumbre
le mostraba la casa
vestida de abandonos
sin nada, sin ella y sin esperas.
Entró arremetiendo corajes,
con sus pensamientos de lástimas
la atrajo en sus tiempos de goce
se desvanecía en llantos
tanteaba espacios vividos.
Su cuerpo castigado
casi inerte… a pesar del tiempo
la seguía buscando.
Sandro Álvarez