Este miércoles se realizó el acto de imposición de nombre a la Plaza Aviso ARA Alférez Sobral ubicada en el barrio ATE VIII de nuestra ciudad. La ceremonia fue encabezada por el presidente del Concejo Deliberante, Adrián Otero, dado que el intendente Mariano Uset se encuentra en la ciudad de La Plata llevando a cabo reuniones de gestión.
No obstante, el jefe comunal recibió en la tarde de ayer a los ex tripulantes del Aviso Sobral y al subjefe del Estado Mayor General de la Armada, vicealmirante VGM Eduardo Alberto Fondevila Sancet, quien también fue tripulante de esta embarcación que tuvo importante participación durante la Guerra de Malvinas.
La imposición de nombre a este espacio público ubicado en el barrio ATE VIII, fue dispuesto por la Ordenanza 3.687 sancionada por unanimidad en el Concejo Deliberante, a raíz de un proyecto presentado en forma conjunta por los bloques IVR y Compromiso Rosaleño.
Durante el acto, al que asistieron secretarios y directores del Departamento Ejecutivo, concejales de los distintos bloques políticos que componen el HCD, el propio subjefe del Estado Mayor de la Armada y ex tripulantes del ARA Sobral, se descubrió un cartel – donado por Vialidad Provincial – con el nuevo nombre de la plaza y una breve descripción en homenaje a la embarcación de la Armada y su tripulación.
EN el cuerpo de la Ordenanza 3.687, dentro de los Considerando, se describe la historia del Aviso ARA Alférez Sobral de la siguiente manera:
El ARA Alférez Sobral (A-9) es un aviso de la Armada Argentina que perteneció a la Armada de los Estados Unidos, participando en aquella fuerza en la Segunda Guerra Mundial bajo el nombre de USS Salish (ATA-187), siendo recibido por nuestro país en el año 1972.
La embarcación, cuya misión principal es la de llevar a cabo diversas tareas auxiliares, como remolques, balizamientos y apoyo a otras unidades, debe su nombre al alférez José María Sobral, (1880-1961) importante explorador militar y geólogo argentino, de gran trayectoria en la Antártida.
El día 27 de marzo de 1982 su comandante, Capitán de Corbeta Sergio Raúl Gómez Roca, recibió la orden de convocar al personal, alistar el buque y zarpar de inmediato de la Base Naval Puerto Belgrano, arribando el 1 de abril a Rio Gallegos.
A los pocos días recibieron la orden de dirigirse a Puerto Deseado para reabastecimiento y dirigirse inmediatamente a las Islas Malvinas. Legando el día 17 de abril a la posición asignada.
El día 1 de mayo, se produce el derribo de un avión Canberra de la Fuerza Aérea Argentina a 100 millas náuticas (185 km) al norte del Estrecho de San Carlos, circunstancia ante la cual el navío recibió la orden de efectuar la búsqueda y el rescate de los dos tripulantes de la aeronave.
La decisión el Comandante, de internarse en una zona controlada por el enemigo, fue avalada por toda la dotación, aun sabiendo que las posibilidades de salir indemnes eran prácticamente nulas, teniendo en cuenta que en el sector operaban entre ocho y nueve barcos enemigos, incluidos un portaaviones y que no podrían recibir ayuda naval ni cobertura aérea.
A la medianoche del día 2 de mayo fueron sobrevolados y descubiertos por un helicóptero enemigo, abriendo fuego con su artillería compuesta por el cañón Bofors de 40 mm y las ametralladoras Oerlikon de 20 mm. El enemigo a su vez dispara dos misiles, impactando uno en la lancha del buque, hiriendo a varios tripulantes.
El comandante, al observar que los ataques se producían con misiles y que el lugar de mayor riesgo era la superestructura y el puente de mando, ordena desalojar las cubiertas superiores y los sectores más expuestos, quedando en el puente solamente él y los tripulantes indispensables para conducir el buque.
Esta difícil y heroica decisión, significaría luego la preservación de la vida de muchos de sus hombres, pero también su propia muerte en acción
El enemigo atacó nuevamente a las 01.20 horas del día 3 de mayo, impactando un misil de lleno en el puente de mando, destruyéndolo totalmente como así también el cuarto de radio, perdiendo la vida ocho marinos, incluido el Capitán Gómez Roca.
A partir de ese momento se hizo cargo de la embarcación el segundo comandante, Sergio Bazán, encontrándose la misma con el timón averiado, el puente con todo el instrumental, cartas y elementos de navegación destruidos; la radio también destruida, un incendio a bordo, ocho bajas y ocho heridos, personal con heridas menores y la probabilidad de recibir nuevos ataques, los cuales no se produjeron.
Una vez dominado el incendio y reparado el timón se emprende el regreso al continente, con todo el personal bajo cubierta ya que no quedaban armas en condiciones de uso, presentando el interior del buque un estado realmente precario, ya que la energía había sido cortada, al igual que la calefacción, no habiendo comida caliente y estando todo mojado, por lo que el frío se hacía sentir con crudeza.
En ese contexto tuvo lugar un hecho realmente emotivo que fue el izado de la Bandera de Guerra Argentina en el brazo de grúa de popa, la cual reemplazó al pabellón que ondeaba en el palo y que había sido derribado en el ataque.
Todo lo expuesto da muestras más que sobradas del temple, la actitud y el heroísmo de la toda dotación del buque, tanto de aquellos que ofrendaron su vida como así también de los sobrevivientes; respondiendo en las circunstancias más extremas con idoneidad profesional, disciplina y valor.
Cabe destacar que gran parte de la tripulación de aquel entonces se encuentra residiendo en nuestra ciudad, por lo cual la designación con dicho nombre a una arteria es un humilde homenaje y un justo reconocimiento a las heroicas acciones que realizaron estos hombres en defensa de la patria.