Por Guadalupe Muriel Alvarez, Especialista en Ingeniería Ambiental, Licenciada en Gestión Ambiental, Vicepresidente de la ONG HAPIC.
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Aunque no parece muy apetitoso, en un estudio efectuado en la Universidad de Newcastle , concluyeron que en promedio, una persona ingiere 5grs de plásticos en una semana, es decir, la cantidad de plástico que contiene una tarjeta de crédito. Pero, si nadie anda mordiendo las tarjeta plásticas, cómo es que ingerimos tanto material? La respuesta está en los microplásticos.
Los microplásticos son partículas plásticas, de tamaño inferior a 5mm, que se encuentran presentes en el medioambiente. Algunas -las más grandes- son visibles a simple vista y tienden a acumularse en ciertos ambientes, tales como las costas. Otras partículas, las nanoplásticas, no son visibles a simple vista, y pueden encontrarse suspendidas en el aire, en el agua que bebemos y en nuestra comida. Los microplásticos pueden producirse de ese tamaño tan pequeño a los fines industriales, o bien son producto de la degradación de materiales más grandes. Los que se producen con fines industriales, comúnmente se llaman microesferas plásticas, y se encuentran en muchos productos que “limpian sin rayar”, por ejemplo la pasta dental o productos de limpieza utilizados en la cocina. Otros nanoplásticos industriales son los que nos hacen brillar, principalmente a nosotras las mujeres, que tanto nos gusta estar arregladas: están en el glitter del labial, en las sombras para ojos, en el esmalte de uñas, en la crema que nos “ilumina”, en las cremas para peinar con brillitos, etc, etc.
Los otros microplásticos, fabricados industrialmente de esta forma, son los pellets, que constituyen la materia prima de la industria plástica. Ellos permiten comercializar el plástico en bruto, y luego quienes fabrican las piezas plásticas les incorporan todos los aditivos que consideran necesarios, tales como colorantes, retardantes de llamas, protectores UV (para radiación ultravioleta del sol), entre otros. Precisamente en este punto es donde está el mayor problema de los plásticos, en los aditivos, que son productos químicos fabricados principalmente a base de metales pesados, los cuales en muchos casos pueden afectar y/o intoxicar a los seres vivos.
Existe otro tipo de microplásticos, que son producto de la fragmentación de piezas plásticas de mayor tamaño. Por ejemplo, si pensamos en una tarjeta de crédito, podríamos quebrarla con la mano fácilmente en unas cuantas partes. Algo así se produce en el ambiente, por procesos un poco más complejos que involucran principalmente a la luz del sol, a los cambios de temperatura, y a las fuerzas mecánicas naturales (por ejemplo: las olas). En promedio, ingerimos unos 2000 microplásticos a la semana. La fuente principal es el agua, y no pensemos que sólo la del grifo, los plásticos están en todas partes, hasta en el agua subterránea, incluso hasta en el casquete polar del Ártico. También los inhalamos, principalmente a las microfibras plásticas que se desprenden de las fibras textiles sintéticas. Actualmente es raro encontrar una prenda libre de plástico, hecha por ejemplo 100% de algodón. Pensemos en la manta polar, en las calzas, y en la microfibra, en un solo lavado podemos liberar al ambiente un millón y medio de microfibras plásticas .
Estos microplásticos generados naturalmente por la fragmentación de piezas plásticas más grandes, son una de las amenazas más importantes de los mares en la actualidad, y son producto de nuestro consumo desmedido de este maravilloso material, no renovable. El principal consumo del plástico lo hacemos a través de los descartables, es decir todas aquellas cosas plásticas que se destinan a un solo uso. Si pensamos en la clásica bolsita, tengamos en cuenta que (en una fábrica estándar) se fabrica 1 por segundo, las usamos unos 12 minutos y después quedan en algún sitio del ambiente, unos 400 a 600 años. En realidad, ningún científico ha demostrado que los plásticos se degraden en el ambiente, es decir, que se mineralicen, que vuelvan a ser compuestos de CO2 y otros productos naturales de degradación que puedan reincorporarse a las redes tróficas naturales sin afectar a la biota. En realidad también, desde que comenzó la producción masiva de plásticos hace menos de 100 años, hasta hoy, jamás se degradó un plástico (excepto por combustión), asique todo lo que hicimos hasta hoy fue acumularlos, acumular los residuos plásticos bajo la alfombra nos enfrenta hoy al gran dilema ambiental de los microplásticos.
Creo que ya casi todos hemos oído hablar de las 3 R (reducir, reciclar y reutilizar) que ahora son 5 R (porque se agregó reparar y recuperar) le podemos agregar 10 R más si queremos, pero eso no soluciona el problema. Es tal el impacto del plástico en el ambiente, que hemos dejado una huella geológica, imborrable en la tierra, somos la era del plástico. Siempre que me preguntan si el reciclaje es la solución, les digo que no, que ese debería ser el último paso de una economía circular, y que no debería existir el descarte de este material. El plástico se produce a partir de combustibles fósiles, de hidrocarburos, es un recurso no renovable y un material maravilloso, no debería descartarse jamás. Sin embargo lo hacemos de a toneladas cada día de nuestras vidas.
En la ONG en la que trabajo, HAPIC (Humedal Arroyo Pareja – Isla Cantarelli), hacemos todos los años el Censo de Residuos Costeros de la Costa Atlántica Bonaerense. Simplemente vamos a la costa, nos agachamos unas cuantas veces y recogemos cuanta basura podemos. La contamos y asentamos los datos en planillas que luego se utilizan para generar los datos estadísticos que se utilizan en las distintas campañas de concientización. El año pasado, en Isla Cantarelli, unas 30 personas en 2hs, recogimos 3825 piezas plásticas (entre otros residuos), de las que 2000 eran botellas descartables (que fácilmente las evitaríamos usando las retornables). Me cuesta pensar un número que represente la cantidad de microplásticos que pueden generar esas piezas plásticas. Me cuesta pensar, que eso transcurrió en sólo 2000 mts de costa, y el resto?
Te invito a que hagas un ejercicio, mirá a tu alrededor, contá cuántas cosas tenés a tu alcance en este momento fabricadas a base de plástico… desde tu chicle (acetato de polivinilo… ¡si, es de plástico!), tu ropa, tu calzado, tu barbijo, tu colita del pelo, tu maquillaje, tu mesa, tu silla, el material de tu casa, el de tu celular… Valoremos este maravilloso material. Te invito también a que en esta cuarentena, veas algunos documentales interesantes del tema, que están en Netflix: Un Océano de Plástico, y la docuserie Historia Nivel 1: Capítulo 4, Los Plásticos.
Seamos consumidores responsables, seamos ciudadanos conscientes del impacto que estamos generando y cambiemos nuestros hábitos de consumo. Basta de descartables, basta de bolsas, de embalajes inútiles y sólo estéticos, cambiemos nuestros hábitos de consumo, todavía estamos a tiempo.
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