
El médico cirujano Carlos GATICA, nació en Córdoba el 19 de enero de 1943, egresó de la Universidad de Córdoba, posteriormente realizó especializaciones en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Se incorpora a la Armada en el año 1976 y en el año 1982 siendo Teniente de Navío, fue convocado para integrar la Fuerza de Desembarco (FD), que el 2 de abril, recuperó las Malvinas. Luego de tres décadas y con la jerarquía de Capitán de Navío Médico se retiró de la Armada, durante su trayectoria acumuló numerosos reconocimientos profesionales y una experiencia que fué aprovechada por numerosos colegas de todas las especialidades y varias generaciones dentro y fuera del país.
Actualmente reside parte del año en Barcelona, España y parte en Buenos Aires, lugares donde tiene familiares directos, cuenta con 79 años y accedió a contar para la Fundación Pedro Giachino (FPG) su versión privilegiada de los acontecimientos, que nos permite conocer los últimos momentos con vida de nuestro Héroe, caído en combate, liderando a su equipo, afrontando los mayores riesgos, en la trascendente misión de buscar la rendición del gobernador británico Rex Hunt (1926 – 2012).
Con la experiencia de los años, los recuerdos adquieren otra dimensión, algunos permanecen intactos por la naturaleza y fuerza de su gestación, otros son tamizados por el tiempo, por los afectos y cierto olvido de detalles. Con la emoción de estar evocando una parte única de la Gesta de Malvinas, se expresó de esta manera en una charla íntima:
Conocía a Pedro Giachino (1947- 1982), desde hacía tiempo, mi curiosidad por conocer el trabajo de los Infantes de Marina, durante las ejercitaciones de tiro, me llevaron a estar presente en los polígonos y recorrer las líneas de tiro de todas las armas (fusiles, morteros, artillería, etc.), en una oportunidad, alguien me golpea en el casco, me doy vuelta para mirar y me dice: Doc, buen día, me gusta su interés por las armas, pero recuerde que a la sanidad en los polígonos la necesitamos cuando algo sale mal y confiamos en ustedes, después si quiere recorremos los otros puestos del dispositivo, ahora vaya al puesto de sanidad. A partir de ese contacto y otros nació una amistad con ese teniente, tan similar en su comportamiento a tantos otros que ya conocía.
En el mes de marzo de 1982 fuí asignado a reforzar el puesto de Sanidad en Combate del Batallón de Infantería N°2 (BIM2), que posteriormente fue el núcleo de la Fuerza de Desembarco, el 2 de abril. Los días previos a la partida fueron vertiginosos, no recuerdo mucho, solo horas y más horas de trabajos, chequeo de material a llevar, repaso de procedimientos, pedido de insumos médicos, listados de efectivos, verificación de grupos sanguíneos, preparación de las mochilas de sanidad, etc.
¡Finalmente, el 28 de marzo embarcamos en el Buque ARA SAN ANTONIO, a 2 días de navegación nos confirmaron el destino y propósito final, novedad impactante, inesperada, que en lo personal me dejó perplejo, Malvinas era el destino final!
El grupo de sanidad en combate del Batallón (BIM2), al que fuí asignado salió al mar de noche, de las entrañas del Buque de Desembarco SAN ANTONIO, iniciándose la histórica Operación Rosario. Los primeros en lanzarse al mar, en la oscuridad, fueron los Vehículos Anfibios a Oruga (VAO), que llevaban a los Infantes de Marina, luego tocó nuestro turno en los Vehículos Anfibios a Rueda (VAR), conocidos como patos de mar, son descubiertos, grandes, confiables y estables tanto en mar como en tierra. En pleno silencio y opacidad, salimos todo el Grupo Sanidad en Combate en el vehículo N° 19, nos dirigíamos a la costa de la isla y teníamos que ir en dirección hacia una luz que destellaba en lo oscuro. Luego de tocar tierra, el rumbo fué el Aeropuerto de Malvinas, allí los efectivos del Teniente Coronel Mohamed Alí SEINELDÍN (1933 – 2009), debían despejar de obstáculos la pista para asegurar el aterrizaje de todo el tren logístico aéreo, luego que los Infantes de Marina desembarcados tomaran el control tras conseguir la rendición de los Royal Marines y su Gobernador.
Llegamos al aeropuerto, luego de recorrer 6 kilómetros, durante el trayecto pudimos escuchar y ver los proyectiles trazantes, que mostraban su recorrido, de un color rojo intenso, rebotaban en todas las direcciones, también sobrepasamos a una distancia de 100 metros a un grupo de uniformados que pensábamos que eran nuestros y luego descubrimos que eran Royal Marines que iban a la ciudad a reforzar posiciones.
Faltando unos metros para arribar al aeropuerto, por radio nos informan que había heridos en proximidades a la casa del Gobernador y que requerían nuestra presencia. Salimos de la formación y fuímos con premura hacia el pueblo, el conductor sabía el lugar donde ir, era un objetivo conocido desde el planeamiento previo. Al llegar a unos 70 metros de la casa, nos encontramos con un vehículo Jeep Land Rover y el primer herido que vemos, es el Capitán Giachino, quien primero lo asiste de nuestro equipo, es el Teniente de Fragata Médico Jorge Doroteo MOLINA, quien saltó desde el VAR en movimiento, para auxiliar, luego llego yo y nos subimos al Jeep, junto al herido, no recuerdo quien era el conductor.
En el trayecto, incómodos por el poco espacio y el tamaño y peso de Giachino, logramos darlo vuelta para inspeccionar su cuerpo herido, estaba vivo, pero moribundo, había perdido mucha sangre de su herida más grave en la arteria femoral de la pierna derecha. Cuando logramos voltearlo en pleno camino al hospital, veo que además tenía un disparo en el glúteo derecho, además a la altura del esternón presentaba su chaleco antibalas un agujero producido por otro proyectil, que no había logrado penetrar su cuerpo, pero seguramente había traumatizado la zona. Antes del arribo al hospital logramos sacarle el chaleco y parar el sangrado.
En el hospital nos estaban esperando 2 médicos ingleses y varias enfermeras, también estaban entrando los otros 2 heridos el Teniente Diego GARCIA QUIROGA y el Cabo Enfermero Ernesto URBINA, ambos presentaban un cuadro grave, mucho más URBINA que tenía parte del intestino al aire libre.
En esas circunstancias asumo la responsabilidad de priorizar la atención de los heridos y el que menos probabilidades de sobrevivir por su estado de agonía era GIACHINO y me concentro en operar a URBINA, que por su gravedad podría derivar en una infección generalizada por tener una gran lesión abierta en su abdomen. Más de una hora me llevó estabilizarlo, limpiar la zona, y compensar el faltante de 10 cm de pared abdominal y luego suturarlo. Antes de ello habíamos revisado con MOLINA a GARCIA QUIROGA, que había recibido los primeros auxilios de los Británicos en el lugar donde había caído herido, había sido inyectado con morfina, estaba en shock hemático (hipovolémico), logramos pararle la hemorragia y estabilizarlo.
Cuando finalizo de operar a URBINA, se me acerca un médico británico y me dice que GIACHINO había fallecido. Lamentablemente era lo previsible, a pesar de su fortaleza física, la gravedad de sus heridas, junto al tiempo que permaneció sin atención, perdiendo sangre, fueron los ingredientes que marcaron su glorioso destino.
Horas después, abordé un avión llevando los restos de GIACHINO y a URBINA con vida y estable, GARCIA QUIROGA había sido trasladado a un Buque Hospital para su mejor atención. Nuestra primera parada fue USHUAIA y a las 23 hs., llegamos en un avión ELECTRA al aeropuerto de Bahía Blanca y de allí a la BASE NAVAL DE PUERTO BELGRANO (BNPB).
Tengo muy presentes la sensación de tristeza de todos, sin excepción, el éxito de la operación no alcanzó a despejar nuestra tristeza, la muerte en combate de GIACHINO y la circunstancia en la que se dió, agrandaban su figura al sitial de Héroe Contemporáneo, pero no alcanzaba a menguar el dolor de su partida. Era demasiado joven y vital, demasiado cercano a todos, demasiado buena gente para irse tan pronto.
Estaba entonces y estoy ahora curtido por mi profesión con la muerte, pero ésta en particular nunca la digerí lo suficiente, tal vez me faltó, esa práctica de tiro en el polígono que una vez de teniente me prometió….
10 de abril de 2022
CNME(Re) Carlos GATICA
CMIM(Re) Luis H. PATOCO (redactor)