Por Lionel Cia.- Columnista de espectáculos.-
El Rey del Pop murió el 25 de junio de 2009. La autopsia comprobó que era calvo y su cuerpo estaba lleno de heridas y sin alimentos. El 3 de septiembre, 70 días después, fue inhumado en el cementerio de Glendale, California
Michael Jackson fue enterrado el 3 de septiembre del 2009 en el Gran Mausoleo de Holly Terrace en el Glendale Forest Lawn Memorial Park, ubicado en Hollywood, al norte de Los Ángeles. El cadáver fue vestido con uno de los famosos trajes que el músico solía usar en sus actuaciones, el rostro maquillado y guantes blancos en sus manos. Además, dentro del féretro se colocaron las notas que sus tres hijos habían escrito para él. Jackson no está solo en ese cementerio: tiene vecinos famosos como Humphrey Bogart y Clark Gable.
El cuerpo de Michael fue guardado en un féretro de bronce macizo y bañado en oro de 14 quilates, con un forro interior de terciopelo azul, con un valor de USD 25 mil. El sarcófago, similar al que se utilizó para el funeral de James Brown, es una pieza única en su género y tiene un bloque de concreto que la familia Jackson ordenó para asegurarse que los restos de “El Rey del Pop” descansaran en paz.
El hombre detrás de hits como “Man in the mirror” o “Thriller” fue enterrado vestido con uno de sus famosos trajes, con el rostro maquillado y con sus icónicos guantes blancos. El día anterior a su entierro había sido despedido por una multitud en el Staple Center, el famoso estadio donde juegan Los Angeles Lakers y adonde había ensayado apenas 24 horas de su muerte.
Las últimas horas de Michael Jackson
Cuando llegó a su casa después del ensayo, estaba exultante, pero agotado. Se había probado a fondo y se dio cuenta que aún podía sostener un show como en sus mejores épocas. Al arribar llamó a su médico personal, Conrad Murray, y le pidió que le suministrara Propofol, la potente droga que usaba para dormir y es utilizada por los anestesistas en las cirugías. Murray se negó, quería cortar con ese hábito. Sabía adónde lo conduciría.
Con furia, Jackson comenzó a tomar somníferos y calmantes. La lista de lo que ingirió aterra: Valium, Lorazepam, Versed, Ativán en cantidades mortales. Así pasó la noche, drogándose y sin poder conciliar el sueño. A la mañana siguiente, su médico aceptó inyectarle Propofol para que pudiera dormir. Pero el cóctel de medicamentos fue fatal.
Minutos después de aplicarle el anestésico, Murray regresó a la habitación. Michael Jackson seguía en su cama con los ojos cerrados. El médico se acercó más, sólo para darse cuenta que ya no respiraba. Todos los intentos por resucitarlo fueron en vano. El Rey del Pop había muerto de un paro cardíaco.
La autopsia del cantante fue lapidaria sobre su estado de salud. A los 50 años -la edad con que falleció- tenía el cuerpo devastado por las innumerables cirugías estéticas a las que se había sometido, los medicamentos ingeridos y la anorexia.
La autopsia fue publicada por el diario inglés The Sun. Y allí sostenía que su estómago sólo tenía pastillas parcialmente disueltas y casi nada de comida. La cadera, los muslos y los hombros estaban recubiertos de marcas de pinchazos por inyecciones de analgésicos proporcionados por Murray, a la postre declarado culpable de homicidio involuntario por la administración de Propofol.
En el informe se citaba, además, que los labios del cantante había sido tatuados de color rosa, que sus cejas no tenían pelos sino eran tatuajes negros, y que la parte delantera de su cuero cabelludo también tenía un gran tatuaje de ese color para disimular su calvicie. Fue lo más increíble que reveló la autopsia: su pelo era, en realidad, una peluca que llevaba pegada a su cabeza, casi totalmente calva.
Se supone que Michael Jackson se quedó pelado tras sufrir graves quemaduras de segundo y tercer grado durante la filmación de un comercial en 1984. En el rodaje debía bajar unas escaleras mientras alrededor se encendían fuegos artificiales. Un problema técnico originó que algunos chispazos se incrustaran en su pelo verdadero, quemándolo.