
Por Lionel Cia.- Columnista de Espectáculos / Música.-
El reconocido artista y su esposa decidieron hace unos años vivir separados pero aseguran que no enfrentan ninguna crisis.
Julio Iglesias es uno de los artistas de música en español más famosos de todos los tiempos. A lo largo de su extensa y exitosa carrera vendió más de 250 millones de dólares en álbumes, además de recibir una gran cantidad de premios y reconocimientos internacionales.
Pero, sin lugar a dudas, su mayor tesoro en esta vida es su enorme familia. El artista español es padre de ocho hijos, fruto de sus dos matrimonios. El primero fue con la famosa socialité Isabel Preysler, con quien tiene a Chábeli, Julio Jr y al conocido Enrique Iglesias. Y el segundo, con su actual mujer, Miranda Rijnsburger, con quien trajo al mundo a cinco jóvenes más.
Julio Iglesias y la famosa modelo holandesa se conocieron hace más de tres décadas en el aeropuerto de Yakarta. Dicen que en ese instante él se enamoró perdidamente y dijo: “Esa va a ser mi mujer”. Dicho y hecho, ella se convirtió en la más fiel compañera del cantante, con quien trajo al mundo a Miguel, Rodrigo, las gemelas Victoria y Cristina, y el menor de todos, Guillermo.
Pero a diferencia de como fue la vida del artista en todos estos años, la de su mujer fue totalmente lo opuesto. Miranda Rijnsburger siempre se caracterizó por ser dueña de un muy bajo perfil y ser muy discreta en cuanto a sus asuntos personales. Tal es así que hasta el momento poco se entendía del por qué, desde hace algunos años, decidió dejar de vivir con su marido y distanciarse por varios kilómetros de él.
Julio Iglesias y su esposa no comparten hogar. La modelo se mudó a la casa de Indian Creek, en Miami, junto a sus hijos, mientras que él se quedó viviendo en un lujosa propiedad en República Dominicana, lejos de la presión de los paparazzis y del tumulto de la ciudad.
Pero el motivo que llevó a que cada uno resida en un lugar distinto fue la pandemia. El coronavirus hizo que el artista tome la decisión de alejarse del mundo y disfrutar de una vida tranquila en las playas caribeñas. Por su lado, Miranda se quedó acompañando a sus hijos en sus obligaciones escolares y laborales. Sin embargo, siempre tienen un avión privado disponible para cortar distancias y verse lo más seguido que pueden.