
El Gobierno del archipiélago levantará una terminal para cruceros, pesqueros, barcos de investigación y petroleros frente a Tierra del Fuego.
Una estratégica terminal portuaria se comenzará a construirse en las Islas Malvinas para atraer cruceros, pesqueros, barcos de investigación científica y hasta petroleros, eventualmente, en la puerta de entrada a la Antártida.
La iniciativa, que nació fruto de un acuerdo entre las autoridades del archipiélago y el astillero británico Harland & Wolff, se empezó a gestar en la necesidad de reconstruir puerto Stanley, destrozado en la guerra de 1982. La inversión inicial será de alrededor de 150 millones de dólares y se encuadrará en las normas británicas medioambientales.
La Fundación Marambio estuvo advirtiendo desde hace tres años del riesgo de que la iniciativa, ahora en vías de concreción, “puede poner en jaque la política antártica de Argentina”. Desde entonces, la idea de modernizar la terminal fueguina de Ushuaia se encuentra estancada y la aparición de un competidor de fuste enfrente reaviva las viejas polémicas.
La visita de David Cameron y sus definiciones respecto de las Islas incomodaron a la Cancillería, que terminó emitiendo una nota de protesta tras el anuncio de ampliación del área de protección, con zonas de veda a la pesca, alrededor de las Islas Georgias del Sur y de las Sandwich del Sur.
El contrato cerrado con Hartland & Wolff, el astillero que hizo el famoso Titanic, hundido en 1912, sucedió al intento de celebrarlo con Bam Nuttall en 2020. La licitación se efectuó en 2023 y se terminó definiendo no sólo la construcción de las instalaciones sino la infraestructura de acceso y la calzada. Ahora, la concreción de ambos proyectos permitirá reemplazar al FIPASS (Falkland Interim Port and Storage System), o puerto Stanley.
El puerto y la central eléctrica son obras prioritarias para las islas, según aseguró a los medios de prensa el consejero Mark Pollard.
En cuanto a las disputas diplomáticas entre Reino Unido y Argentina, las nuevas medidas tomadas por el gobierno kelper en torno de ese archipiélago en el Atlántico Sur las reaviva y acrecienta, ya que se trata de dos de las siete naciones que reivindican partes del continente blanco, pero son las únicas dos que reclaman exactamente la misma porción de territorio.
El reclamo antártico británico, realizado en 1908, abarca por completo (y excede) el territorio que la República Argentina había reclamado en 1904. En 1940, Chile se sumó a la polémica, reivindicando parte del terreno disputado por ambos.
El senador nacional por Tierra del Fuego, Pablo Daniel Blanco, denunció ante el Parlamento que la obra tiene como fin último ampliar el control británico sobre la Antártida, ya que “con la construcción de este puerto, Gran Bretaña pretende consolidar su colonialismo en Malvinas y la región como punta de lanza para extender su influencia sobre la Antártida”.
Según el legislador, el objetivo del nuevo puerto es “brindarle servicios logísticos a terceros países europeos que tienen intereses en el continente blanco”, con lo cual se torna genuina la preocupación de que el nuevo puerto de Malvinas busque reemplazar al de Ushuaia, la capital de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, como punto de ingreso y partida a la Antártida. Ubicada a unos 1000 kilómetros del Continente Blanco, Ushuaia es la capital más austral del mundo y se autoproclama la “puerta de entrada a la Antártida”. Hasta ahora.