“‘Nos quedamos sin nada’: La miseria de Argentina se profundiza con la pandemia”, es el título del informe especial publicado este lunes por el reconocido diario de los Estados Unidos. Dramático relato sobre la situación argentina.
Por Diario26
La complicada coyuntura económica que atraviesa la Argentina, ha sido crudamente reflejada en un artículo publicado este lunes en el prestigioso diario estadounidense The New York Times. El relato, a cargo de Peter S. Goodman y Daniel Politi, que también se reflejó en Infobae, es estremecedor.
Antes de la pandemia, Carla Huanca y su familia estaban haciendo modestas pero significativas mejoras en su estrecho apartamento en los barrios humildes de Buenos Aires. Ella trabajaba como peluquera. Su pareja atendía la barra de un club nocturno. Juntos, llevaban a casa unos 25.000 pesos (270 dólares) a la semana, lo suficiente para añadir un segundo piso a su casa, creando espacio adicional para sus tres hijos. Estaban a punto de revestir sus paredes.
“Entonces, todo se cerró”, dijo Carla Huanca, de 33 años. “Nos quedamos sin nada”.
En medio del confinamiento, la familia necesitó de ayudas de emergencia del gobierno argentino para mantener la comida en la mesa. Se resignaron a que las paredes fueran duras. Pagaron por el servicio de Internet inalámbrico para que sus hijos pudieran aprender a distancia.
“Nos hemos gastado todos nuestros ahorros”, dijo Huanca.
Sobre la vida nacional pende una inevitable renegociación a finales de este año con el Fondo Monetario Internacional, una institución que los argentinos detestan ampliamente por haber impuesto una austeridad presupuestaria paralizante como parte de un paquete de rescate hace dos décadas. Con sus finanzas públicas agotadas por la pandemia, Argentina debe elaborar un nuevo calendario de pagos de 45.000 millones de dólares en deudas con el FMI. Esa carga es el resultado del rescate más reciente del fondo, y el mayor de la historia de la institución: un paquete de préstamos de 57.000 millones de dólares concedido a Argentina en 2018.
“No hay un plan, no hay un camino a seguir”, dijo Miguel Kiguel, un ex secretario de finanzas argentino que dirige Econviews, una consultora con sede en Buenos Aires. “¿Cómo conseguir que las empresas inviertan? Todavía no hay confianza”. El gobierno de Fernández está apostando por los méritos de una relación más cooperativa con el FMI, buscando asegurar un acuerdo con la institución que le ahorre al gobierno penalidades presupuestarias y le permita gastar para promover el crecimiento económico.
El gobierno también ha aumentado los impuestos a las exportaciones, lo que ha enfadado a ganaderos y agricultores. “Me pasó más tiempo rellenando hojas de cálculo para el gobierno que produciendo”, se quejó Martín Palazón, un agricultor que planta soja, maíz y trigo y también cría ganado en las afueras de Buenos Aires.
“Argentina lleva años metida en un laberinto del que no puede salir”, afirma. “El país siempre parece crecer, luego hay una crisis y vamos hacia atrás. Vamos y volvemos y nunca podemos llegar a ninguna parte”. En la barriada del sur de Buenos Aires, la pareja de Carla Huanca había recuperado recientemente su antiguo trabajo en el club nocturno, pero el aumento de los precios de los alimentos y el combustible había disminuido sus ingresos.