
La medida de congelar precios de artículos esenciales por tres meses tuvo consenso de multinacionales que dependen de otras negociaciones con el Gobierno. Pero hay tres empresas nacionales que amenazaron con desabastecimiento, y le pusieron la firma a un comunicado para sentar posición frente al gobierno. De lo que realmente se trata es que sólo les interesa mantener sus márgenes de ganancias, aún a costa de la población.
La Secretaría de Comercio de Interior buscó y aún busca el consenso para poner en práctica un congelamiento de precios amplio en el corto plazo.
Pero la salida de la medida vía una Resolución unilateral se precipitó luego de que al menos tres pesos pesados nacionales del consumo se se opusieran intransigentemente contra la iniciativa.
Como pocas veces ocurre, buena parte de las multinacionales se mostraron más negociadoras, por un vínculo diferente que tienen con el Gobierno, y los proveedores locales decidieron no ceder y jugar fuerte.
Ledesma, Molinos y Arcor
Una hora antes de la reunión que mantuvieron el martes el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, con el titular de la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal), Daniel Funes de Rioja, esa entidad dio a conocer un comunicado avisando que no apoyarían ningún congelamiento, que el sector no es responsable del alza de precios y hasta deslizó posibles judicializaciones de la medida.
Detrás del texto aparecieron las firmas de las empresas Ledesma, Molinos y Arcor, que tienen buena parte del mercado de alimentos y le rehúyen al control de aumentos. Si bien Funes de Rioja está en línea con el rechazo a este tipo de decisiones, el comunicado fue una marcada de cancha al presidente de Copal.
“Si va a entrar a negociar a una reunión, que sepa que nosotros queremos lo que expresamos en el texto“, apuntan desde una de las entidades que se oponen.
Esos mismos grandes proveedores amenazaron en las últimas horas a los supermercaos chinos, a los grandes y a los mayoristas que no si no les reciben la mercadería al precio anterior al congelamiento, no les van a vender y, además, les quitarán bonificaciones vigentes.
En resumen: buscan desabastecer las góndolas de la población, generando así una situación aún más complicada.
Las tensiones entre empresarios y con el gobierno
En la otra esquina se pararon firmas como Unilever y otra multinacionales de limpieza y bebidas, que marcaron un perfil más negociador. Es que las multinacionales dependen de otro nexo con el Gobierno: una relación que tiene que ver con conseguir dólares para importaciones y, además, cumplir con los dictados de la casa matriz, que suelen ser más ordenados en la manera de plantear las cosas.
No es la primera vez que los empresarios argentinos juegan contra intereses nacionales. El ejemplo inmediatamente anterior, también tiene a Funes de Rioja en el eje.
Cuando asumió la presidencia de la Unión Industrial (UIA), Techint presionó con ahínco para que la casa industrial virara a un perfil más combativo. Tanto que vetó en las listas de elecciones a candidatos negociadores, para cerrar una mesa chica que hoy monopolizan, precisamente, casi las mismas firmas que se expresaron contra el congelamiento.
Entre los empresarios que sólo buscan mayores ganancias -aún a costa del bolsillo de la población-, y siempre más allá de la efectividad o no de los congelamientos, hay dos habitués: la azucarera Ledesma, que vende un producto muy masivo y demandado, pero con márgenes de ganancia bajos; y Molinos, que tiene una tradición de prácticas contrarias a los pedidos oficiales.
El caso más paradigmático es cómo los sufrió el ex presidente, Mauricio Macri:
En agosto del 2018, la administración de Cambiemos, de juego casi en tándem con los privados, le condonó a la empresa de los Pérez Companc una deuda de 70 millones de dólares con la AFIP, en concepto de gravámenes por exportaciones. Se hizo a través de un decreto.
Una semana después de esa firma, y en medio de una disparada del tipo de cambio, el propio Macri convocó a dueños de alimenticias a la Quinta de Olivos. Les pidió allí “colaboración para no trasladar el alza del dólar a precios”.
Unas horas antes, Molinos ya había pasado a los supermercados listas con subas de hasta el 17 % en todos sus productos. El que evitó contar ese detalle fue Amancio Onetto, director de la empresa, que se sentó con Macri en la mesa de Olivos.