
Suboficial Segundo Pamela Ávalos y Cabos Principales Lorena y Cecilia Ávalos
Tres hermanas en la Armada: un vínculo de sangre y mar
Por el Día del Hermano en Argentina, contamos la historia de vida de Pamela, Lorena y Cecilia Ávalos, hermanas y suboficiales de la Armada Argentina. Las une un vínculo de sangre y mar: sentimientos de cariño, admiración y protección, como los valores de vocación de servicio y amor por la Patria.
Puerto Belgrano – La Suboficial Segundo Pamela Carina Ávalos y las Cabos Principales Lorena Soledad y Cecilia Isabel Ávalos son hermanas. Nacieron en Adrogué (Almirante Brown, sur del Gran Buenos Aires), a excepción de Cecilia, que nació en Lomas de Zamora.
Sin embargo, sienten por Punta Alta –ciudad cercana a la Base Naval Puerto Belgrano donde ejercen su profesión– un gran afecto, ya que viven allí desde pequeñas cuando su mamá Claudia se mudó a la ciudad. “Yo tenía sólo 5 años cuando llegamos y nos criamos acá”, dijo Lorena, la mayor de las hermanas de 38 años. A Lorena le siguen Leonardo de 37 años, Pamela de 36 y Cecilia de 35.
La Suboficial Segundo Pamela Ávalos fue la primera en ingresar a la Escuela de Suboficiales de la Armada. “Somos todos muy seguidos y en realidad el primero en ingresar a la Armada fue Leonardo, quien en 2004 fue Infante de Marina”, dijo, aunque independientemente del incentivo de su hermano, ella tenía un interés genuino en conocer la Armada: “Ingresé dos años después, porque quería pertenecer a la Fuerza”.
La Cabo Principal Lorena Ávalos, siendo la mayor de las hermanas, se incorporó recién en 2007: “Mi motivación fue superarme día a día y como veía los logros y progresos de mis hermanos Leonardo y Pamela que avanzaban con éxito en sus carreras, decidí incorporarme”.
La Cabo Principal Cecilia Ávalos fue la última en ingresar en 2008 y como a Lorena la movilizó el espíritu de superación y el camino de sus hermanos: “Una deja de lado la comodidad de la vida cotidiana y enfrenta los desafíos de servir a la Patria”, aseguró. “Por cuestiones personales nuestro hermano no pudo continuar, pero siempre nos dijo que era una vocación hermosa, que no era sencilla la vida militar, pero que valía la pena vivirla; no se equivocó”, destacó la menor.
“Todos los hermanos fuimos como incentivándonos a ingresar y mamá nos motivaba también”, dijo la Suboficial Segundo Pamela Ávalos. “Nuestra mamá está muy contenta y realmente orgullosa de nosotras”, agregó. “Está feliz”, manifestó Lorena, para luego agregar: “No fue fácil al principio; cuando ingresé tenía a mi hija de 4 años y quedó al cuidado de mamá; egresar fue mi mayor logro y orgullo y como un premio para ella y mi hija”.
Cecilia reforzó: “Está orgullosa, lo dice en cada oportunidad que tiene y se refleja en su cara, cuando nos ve vestir el uniforme”.
Como su mamá, su hermano y el resto de la familia que se encuentra en Adrogué y José Mármol, se sienten felices y orgullosos de que las hermanas pertenezcan a la Armada, de la misma manera los esposos, hijos e hijas de cada familia que conformaron en Punta Alta.
Allí, las hermanas Ávalos han vivido en diferentes barrios como La Nueva Bahía Blanca, Ciudad Atlántida, Albatros XIV, y en el centro de la ciudad. Todas llevaron a cabo sus estudios primarios en la Escuela N º 22 “La Rioja” y los secundarios en el Colegio Nacional (Actual EES Nº 5). Cecilia y Lorena comparten jugar al hockey juntas en Club de Puerto Belgrano.
Una para todas y todas para una
Tienen el orgullo de pertenecer a la Institución hace más de 15 años y hoy se encuentran destinadas en la Base Naval de Puerto Belgrano. Pamela está en la División de Destructores (DVDE), Lorena en el Comando de la Flota de Mar (COFM) y Cecilia en el Comando de Alistamiento y Adiestramiento de la Armada (COAA).
“Nuestros trabajos son diferentes porque tenemos distintas especialidades. No nos ha tocado un destino en común, y particularmente he revistado en Buenos Aires hasta el 2015”, comentó Pamela quien es del escalafón Furriel.
Lorena es del escalafón Apoyo General Peluquera y Cecilia pertenece al escalafón Comunicaciones. “Ojalá algún día nos toque trabajar juntas, sería muy lindo tenerlas a mi lado”, dijo Lorena, mientras Cecilia destacó: “Siempre busco el asesoramiento de mis hermanas, que tienen más conocimiento y experiencia en la Armada”.
Cecilia desarrolla actualmente sus tareas en la División Comunicaciones del COAA. Recordó sus dos Campañas Antárticas de Verano (CAV); la primera en 2013/ 2014 siendo parte de la dotación complementaria en Base Decepción y la segunda durante CAV 2017/2018 a bordo del aviso ARA “Estrecho San Carlos”. “En Decepción era la única comunicante, fue un desafío vivir casi 3 meses en la base, manteniéndola operativa; subir a la antena para colocar otras y recibir las comunicaciones y radio en la isla”, relató.
Como Furriel, Pamela está encargada de las tareas administrativas navales en la DVDE. “Me gusta mucho lo que hago y volvería a elegir este escalafón”. También recordó su paso por la corbeta ARA “Espora” en 2018 y 2019, período en el que navegó mucho y disfrutó la vida a bordo. “Navegar es una linda experiencia donde se conocen excelentes personas y profesionales”, justificó.
Lorena se desempeña como auxiliar de peluquería en el COFM y contó que entre sus mejores recuerdos está su participación en el Ejercicio Naval Combinado “Unitas”, realizado con la Marina del Brasil a bordo del destructor ARA “Brown” en 2019: “Era la primera vez que embarcaba como peluquera; fue una hermosa experiencia, mis días en el mar y la convivencia con el personal a bordo. Además de cortar el cabello navegando, también cubrí diferentes maniobras en cada puerto brasileño”.
Pamela remarcó la experiencia de navegar y el apoyo incondicional de su madre y hermanas cuando debieron ausentarse: “Siempre estamos una para la otra cuando lo necesitamos, a nivel personal y profesional. Nos convertimos de tías en madres y estamos todas al pie del cañón para que podamos cumplir con el servicio”, agregó Lorena.
Sentimientos y valores compartidos
“Para mí la Armada es mi lugar en el mundo, es un sentimiento que no termina con llegar al hogar y quitarme el uniforme; una es militar las 24 horas y se siente así, respetando y manteniendo esos valores que caracterizan a la gente de la Fuerza”, expresó Lorena.
“Valoro el espíritu de cuerpo y la camaradería que hay en la Institución; por lo que definiría a la Armada como lo que es: una gran familia. Esta profesión me dio grandes amigos y personas que llevo en el corazón, que me han enseñado mucho. Durante estos años de carrera naval he vivido momentos inolvidables. Soy consciente de que todavía me queda mucho por aprender y es lo que me anima a seguir adelante”, explicó.
“Entre los militares se dice que la Armada es una segunda familia y un estilo de vida, y la realidad es que una así lo siente. Vestir el uniforme me enorgullece porque considero que la Armada es más que un trabajo, me dio la posibilidad de vivir experiencias únicas y vivencias muy lindas: conocer la vida a bordo, hacer grandes amistades y la Antártida”, concluyó Cecilia.
Así lo expresó también Pamela: “En todos los destinos se produce un continuo aprendizaje. Las experiencias más lindas han sido navegando y las tres las hemos tenido en diferentes buques. En la Armada me encontré con grandes personas y profesionales y eso es lo más gratificante”.